1.1.1 (el Rey Ungrim alza la
mano con fastidio) Ya, ya. Ahora recuerdo que Urgasson ya me había contado la
historia, y que me olvidé porque ésta no me interesa en absoluto. ¡Ah, sí!
Despacharé a una quincena de los hombres de mi guardia. Les servirá de
entrenamiento y debería bastar. Por supuesto, los gastos de mantenimiento,
reparación de material y posibles defunciones correrán a expensas de vuestro
clan… Mi secretario os pasará un listado con los precios que deberéis pagar por
cada uno de mis soldados que resulte muerto, herido o mutilado salvando vuestro
miserable valle.
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