jueves, 12 de enero de 2012


2.2.1.3.2 Al cabo de un rato, aparece por la puerta un enano calvo y con la barba marrón recogida en tres trenzas, vestido con prendas duras y resistentes de obrero. Él y sus ropas apestan a alquitrán: está claro que se dedica a las duras y arduas labores de refinado de alquitrán a partir de carbón, madera y huesos, en las partes bajas de la fortaleza. Aunque cansado y con semblante malhumorado, te tiende la mano tras intercambiar una mirada con su mujer.
-¡Un extraño en mi morada! Es raro en estos días tener el placer de una visita, pero los huéspedes son siempre bienvenidos en mi casa. ¿Con quién tengo el placer de hablar?

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