jueves, 12 de enero de 2012


4.2.2 La pequeña criatura tartamudea nerviosamente pidiendo la cuenta y se larga, entre las miradas sardónicas de la concurrencia. Pero antes de que pueda salir se topa con el corpachón de enano de pelo blanquecino, bien vestido, que le bloquea la puerta. El halfling intenta hacerse a un lado, musitando una disculpa, y el enano le cierra el paso a cada vez, hasta que lo despacha con una sonora bofetada y lo hace caer al suelo de culo. Luego, el anciano camina hasta tu mesa y se sienta en el lugar del halfling, acompañado por dos enanos duros y de aspecto hosco que parecen guardaespaldas. Tras un intercambio de miradas, todos los presentes, salvo el Matatrolls, se levantan y van a otros sitios, mientras que los acompañantes del viejo permanecen de pie.
-Me ha gustado cómo le has dejado las cosas claras a esa halfling, y por eso te voy a hablar personalmente. Me llamo Logarmir, aunque aquí todos me conocen como el Viejo. Si eres tan bueno con ese hacha que llevas como manteniendo la pureza de nuestra fortaleza, no te va a faltar trabajo para el rey Ungrim, y los mercenarios, aquí, son cosa mía.

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