2. Sueltas el estandarte y te
lanzas impetuosamente a la carrera. Escuchas a tu padre llamar a la calma,
pero, al ver caer el estandarte, los enanos del clan Aestir se lanzan hacia
delante clamando por sangre. Corres, con Sketakki levantada, buscando a tu
primera víctima entre el bosque bajo… Y de repente algo surge de un matorral y
sientes un choque contra la garganta. A poca distancia está el sonriente rostro
de un grobi, emboscado hasta hace poco debajo de la maleza, y bajando la mirada
ves su lanza, y ésta sale roja del agujero rojo que tienes bajo la mandíbula, y
entonces ya no razonas nada más, porque caes y, de espaldas, ves al sol salir
entre las nubes, sobre las copas de los árboles. Tanta luz blanca… Tanta paz.
FIN
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