Los mercenarios de Middenheim,
humanos gigantescos y dicharacheros, tan sólo parecen cabizbajos cuando tienen
que recorrer los túneles. Pasados estos, hacen pronto buenas migas con la gente
de Borgsburg y expresan a gritos su voluntad de combatir y matar grobi. El jefe
de ellos, un rubio de largos bigotes llamado Ulrich, se hace traducir canciones
y requiebros a Helga, y derrota a Borin en un pulso. Mientras, Morgrim se hace
llevar por todo el valle para conocer el campo de batalla.
Sin embargo, los grobi parecen
advertir la llegada de refuerzos, y que los enanos y humanos husmean cerca de
su madriguera. Quizá fuese eso lo que les impulsase a atacar; quizás no. El
caso es que una noche el aire se turba con gritos y chillidos en torno a
Borgsburg: los grobi se lanzan al asalto contra la aldea.
Perturbado, coges tu hacha y
te unes a tu padre y a tu tío en las puertas de la casa. Una decena de grobi
están en el umbral: Borin se defiende desesperadamente de las puntas de las
lanzas, tu padre se agarra un brazo herido e intenta esquivar los golpes.
Parece que no llegarás a tiempo para salvarlos, pero en ese momento un grupo de
gigantes rubios llegan de la nada, agitando sus picas y espadas y gritando
“Ulric, Ulric”. Los grobi que no mueren huyen, y Ulrich se vuelve hacia
vosotros para dedicaros un incomprensible “Gute Nacht, un zu toten” y lanzarse
a la carga.
No todo es tan fácil, por
supuesto. Tu cuñado Gotrek está muerto en medio de un prado, medio desnudo:
nadie sabe qué hacía allí. El padre de Snorri muere en su cama, pues su casa es
la primera en ser asaltada, y su mujer resulta herida. Morgrim organiza una
desesperada defensa de sus enanos, pero uno de ellos es herido en la rodilla.
Luego habrá que amputarle la pierna. Ulther, contra todo pronóstico, rechaza
todos los intentos de los grobi de entrar en el cobertizo en el que vive
empleando hasta los enseres domésticos.
Tras una noche de terror y
muerte, los grobi son rechazados con fuertes bajas, y cuando al día siguiente
los seguís hasta su cueva, veis que se han marchado. A la última víctima la
descubrís en un charco de sangre en tu propia casa. Skadi ha sido degollado por
alguien de dentro, en la confusión, y, aunque descubres una mirada culpable de
Morgrim, nunca se sabrá quién fue.
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