3.1.2.1.1 Bajas mal y caes de
culo en el agua del túnel, perdiendo el hacha. Cuando echas mano para
atraparla, un dolor frío te recorre el brazo: una rata te acaba de arrancar las
falanges de dos dedos de un mordisco. Otras trepan sobre ti, trepando,
arañando, mordiendo. Golpeas y luchas, pero siguen subiendo, y una enorme
bestia del tamaño de un perro de presa te abre la muñeca izquierda con sus
dientes. Skadi es una forma que se debate en el medio de un enjambre de
roedores. Pierdes sangre. Intentas apoyarte con la espalda contra la pared,
defenderte a patadas, y consigues un pequeño espacio de tiempo. Pero las ratas
forman en círculo, esperan pacientes, mojadas y crueles, en las rocas que
sobresalen de la corriente. Cuando intentas subir para salir de la caverna se
te echan a la espalda, y además, con una muñeca herida, no puedes trepar. Cada
vez que das muestra de debilidad, se lanzan adelante y las rechazas, pero cada
vez son más osadas. A cada momento que pasa, a medida que tu sangre se diluye
en el agua del río subterráneo, estás más débil. Tiritas, y no sólo es por el
frío de la corriente. Entonces, atacan de nuevo, y esta vez no tienes fuerzas
para deshacerte de todas…
FIN
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