jueves, 12 de enero de 2012


4.2.1.1 El otro enano ya se ha pegado en más de una ocasión, por lo que parece. Adelanta la frente para recibir tu golpe y librarse de lo peor de él: al tiempo, te agarra por las muñecas para que no puedas golpearle. Comienza un forcejeo en el que cada uno intenta arrojar al otro al suelo, en el que os desplazáis por la taberna tirando mesas y taburetes. El público anima, alguien os remoja con cerveza a modo de guasa, pero vosotros no cejáis en vuestro empeño. Finalmente, tu oponente se impone y con un movimiento fluido de la pierna te hace perder pie. Lo siguiente que sientes es tu rodilla contra la mandíbula, y luego te vas sumiendo lentamente en la inconsciencia mientras sientes cada vez menos las patadas que te va dando en las costillas.

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