4.2.1.1 El otro enano ya se ha
pegado en más de una ocasión, por lo que parece. Adelanta la frente para
recibir tu golpe y librarse de lo peor de él: al tiempo, te agarra por las
muñecas para que no puedas golpearle. Comienza un forcejeo en el que cada uno
intenta arrojar al otro al suelo, en el que os desplazáis por la taberna
tirando mesas y taburetes. El público anima, alguien os remoja con cerveza a
modo de guasa, pero vosotros no cejáis en vuestro empeño. Finalmente, tu
oponente se impone y con un movimiento fluido de la pierna te hace perder pie.
Lo siguiente que sientes es tu rodilla contra la mandíbula, y luego te vas
sumiendo lentamente en la inconsciencia mientras sientes cada vez menos las
patadas que te va dando en las costillas.
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