1.3.2.2 El chamán se lanza
hacia delante, sus dientes convertidos en colmillos, sus manos convertidas en
garras fuertes como el acero. No es un combate justo: no es un combate que
puedas ganar. Sus armas, hechas de sombra, odio y sabiduría, te despedazan
antes de que puedas hacer nada.
Y entonces te encuentras en la
cueva sacra de la tribu, balanceándote hacia delante y atrás en una cuerda,
acompañado de las cabezas reducidas de anteriores enemigos del brujo. En medio
del humo y de la magia del lugar sagrado, claqueas perpetuamente, contándole
tus secretos.
FIN
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