2. (golpea una vez más la
tierra con el azadón y luego se aparta el sudor de la frente, apoyado en él)
Mire, cuñado, confío en su padre, y, si él dice una cosa, yo no veo que deba
llevarle la contraria. Mi propio padre ha muerto hace tiempo, y por lo que a mí
respecta, el suyo es mi jefe de clan y abuelo de mi hijo.
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