martes, 10 de enero de 2012


3. Hijo, nuestro clan ha peleado por los señores de la Fortaleza muchas veces a lo largo de las generaciones, y en innumerables ocasiones les hemos enseñado a nuestros hermanos de montaña adentro los rastros de los enemigos.
Pero cuando entramos en combate no lo hacemos en formación cerrada, armados con malla, martillos y pesados escudos, sino con hachas ligeras, lanzas y cuero. Mal que me pese, somos gentes (vacila antes de decir pobres, pues no hay peor vergüenza para un enano que admitir serlo) humildes, y, al contrario que los clanes más pudientes, no podemos permitirnos pesadas armaduras. No nos falta valor, pero sí armas y números, experiencia militar. Si intentásemos hacerles frente en terreno abierto, nos pasarían por encima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario