5. Tu padre regresa con Snorri
el Joven y su primo Harok hacia media tarde. Los dos enanos se muestran
circunspectos: Snorri teme por su familia y su anciano padre, Harok creía haber
dejado atrás de una vez las luchas y los peligros. Unos apretones de manos y
está todo dicho con ellos. Antes de irte, Snorri te deja en las manos una
chaqueta de cuero con tachones, “por tu seguridad” y Harok te planta en la
cabeza un yelmo de hierro con múltiples señales de arañazos y abolladuras. Con
los trozos de armadura llega también una bolsa de cuero. Como buen enano, por
la contextura y el peso conoces que está llena de pepitas de oro y algunas
piedras preciosas: quizá toda la riqueza del valle, por si es menester comprar
mercenarios.
Pero la mayor sorpresa está
por llegar. Cuando se planta junto a ti, con la boca seca. Tu padre te tiende
un hacha ligera de hermosa factura, con el mango corto y una hoja que recuerda
a una media luna. Pocas veces la has visto, pero la reconoces: es Sketakki, perdición
de los skaven, pues con ella el bisabuelo de tu bisabuelo abatió a muchos
hombres rata. El tiempo aprieta, queda poco espacio para palabras.
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