jueves, 12 de enero de 2012


2.1.2.1.1 Tajas y acuchillas y golpeas, hasta que los apéndices del ser se rompen, y su piel se cubre de heridas, y la bestia llora como un niño. Con repugnancia, te apartas de ella, que choca estúpidamente con las paredes en sus estertores de muerte y emite un limo asqueroso. Al poco, cesan sus movimientos. Te yergues sobre el cadáver de la bestia y le das el último golpe, que la abre en canal. En cuanto a ti, la adrenalina te hace temblar y el esfuerzo de la dura lucha te provoca jadeos, tienes la ropa echa trizas, has perdido parte del pelo y una buena parte de la piel te escuece, pero estás vivo. Después de un momento descansando junto al cadáver del monstruo, echas a andar.
Los primeros pasos de tu nueva vida.
FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario